74. Reseñas

Kamikazes

Ficha técnica:

Título: Kamikazes

Subtítulo: Los pilotos suicidas japoneses en la Segunda Guerra Mundial

Autores: Axell, Albert y Kase, Hideaki

Editorial: La Esfera de los libros

Año de publicación: 2005

ISBN: 978849734331X

Páginas: 491

 

Cuando un occidental lee o escucha la palabra kamikaze lo asocia enseguida con cualquier forma de ataque suicida, ya sean aviones o vehículos terrestres que estrellan contra sus objetivos. Un claro ejemplo se encuentra en nuestras carreteras, cuando un conductor, sea por despiste o intencionadamente, circula en dirección contraria. Se dice que es un kamikaze, un conductor suicida.

Pues bien, este libro debe aclarar conceptos y sacar del error a los que comparan según qué casos. La palabra kamikaze, viento divino en japonés, tiene su origen en el siglo XIII, con los intentos de invasión por parte de mongoles y coreanos a Japón. Fracasaron según se cuenta por la aparición repentina de fuertes huracanes, propiciados por los dioses, de ahí lo de viento divino.

A las unidades de Ataque Especial de la aviación japonesa de la 2ªGM no se les apodó así hasta el otoño del 44, que es cuando realmente se generalizan estos ataques ante la desesperada situación de la guerra en el Pacífico, concretamente en Filipinas y Okinawa.

Comparar cobardes ataques terroristas, no hace falta poner ejemplos, ya sea por medio de aviones o cualquier modalidad contra civiles, con los ataques de unidades militares, que reciben órdenes al fin y al cabo, contra objetivos militares bien defendidos es absurdo e hipócrita. De hecho, los japoneses no fueron los primeros en usarlos, y casos similares los ha habido antes y después con protagonistas de diferentes naciones. El problema, una vez más, viene dado por la propaganda y la manipulación de los vencedores, en este caso por parte de la única nación que ha lanzado bombas atómicas en un acto cobarde y terrorista, ocasionando cientos de miles de bajas entre la población civil.

Difícil por otra parte es entender para los occidentales, que los jovencísimos pilotos japoneses se enfrentasen a la muerte, a su destino, con honor, firmeza y en muchos casos convencidos de lo que hacían y afortunados por ello.

Este libro, escrito a medias por un americano y un japonés, nos dará muchas respuestas a las preguntas que nos podamos plantear sobre el asunto. Un buen ensayo, muy anti-Eje en algunos pasajes, repleto de testimonios, entrevistas y documentos de la época. De especial interés, con toda lógica, serán las palabras de dos supervivientes de estas unidades de Ataque Especial, de los kamikazes que vivieron para contarlo: Hichiro Naemura y Takeo Tagata.

No obstante, el ejemplo más clarificador para entender el fenómeno kamikaze es el del almirante Takajiro Onishi, auténtico cerebro creador de las unidades de Ataque Especial, tokko o tokubetsu kogeki en japonés: el día después de la rendición de Japón, entendió que era una deshonra sobrevivir a sus pilotos y a la derrota, realizando el seppukku o suicidio ritual samurái, pero no dejando ser decapitado para cortar la agonía.

TENNO HEIKA BANZAI!