52. Reseñas
Embajador en el infierno
Ficha técnica:
Título: Embajador en el infierno
Subtítulo: Memorias del Capitán Palacios
Autores: Luca de Tena, Torcuato y Palacios Cueto, Teodoro
Editorial: Ediciones Ojeda
Año de publicación: 2006 ( 6ª edición)
ISBN: 9788486041281
Páginas: 297
Ahora, que se ha estrenado recientemente la versión cinematográfica de Los renglones torcidos de Dios de Torcuato Luca de Tena, creo que es un buen momento para releer y así reseñar esta otra obra maestra del entonces emergente periodista del ABC.
También hubo en su momento, en 1956, dirigida por José Mª Forqué ( sí, el padre de la llorada Verónica) la versión en celuloide de la obra aquí reseñada, llamada Embajadores en el infierno.
El título no puede ser más acertado, pues eso es lo que fue el protagonista de estas páginas: el inigualable capitán de la División Azul Teodoro Palacios Cueto. La obra, mitad autobiografía, mitad ensayo periodístico, narra con todo lujo de detalles los 11 años de infinito sufrimiento que pasó el protagonista en aquel infierno, siendo además portavoz y alma mater de los prisioneros españoles: su odisea de campo en campo, resistiendo las peores condiciones posibles de encierro, el hambre, el frío, las humillaciones y las continuas estancias en prisión dentro de aquel inhumano sistema soviético de esclavitud. Agravadas siempre por la heroica actitud que el deber como oficial español le enseñó, siempre peleando, negándose a trabajar, haciendo todo lo posible para mejorar las paupérrimas condiciones de vida de sus hombres. Actuó siempre desde el sentido del deber, del honor y sólo su fe y disciplina marcial le ayudaron a sobrevivir.
Lo que cuenta, con una sencillez y tranquilidad pasmosas, es hoy día difícil de creer si no fuera porque es verdad y por los testimonios que lo aseveran. Él consiguió sobrevivir, como algunos de sus compatriotas, incluidos marinos mercantes secuestrados ilegalmente, niños exiliados arrepentidos y aviadores republicanos desengañados, que consiguieron llegar en el barco Semíramis al puerto de Barcelona en 1954, un año después de morir el peor asesino de la historia, Stalin, que los tuvo secuestrados y esclavizados y que consiguió que muchos dejaran su vida en aquellos tristes gulags soviéticos.
No sólo fueron los españoles tristes protagonistas. El capitán Palacios nos cuenta también la epopeya de soldados prisioneros alemanes, austríacos, rumanos y sobre todo italianos, que dejaron a más de 90 mil de sus compatriotas en suelo soviético, llegándose incluso a casos de canibalismo.
El libro, en resumen, es una obra de arte literaria, sí, pero también un testimonio de aquel auténtico genocidio ilegal e inhumano de prisioneros y del que a través de sus páginas, puedan las próximas generaciones tomar clara conciencia de la verdadera cara del comunismo estalinista en su versión más terrorífica y asesina de inocentes.
Volver a leer este libro me resulta imposible sin indignarme ante aquellos crímenes y llorar de emoción sincera en las últimas páginas, las del regreso a la patria, a la civilización, en definitiva, a la vida.
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