2. Miguel de Cervantes Saavedra
No existe mejor ejemplo de guerrero literato que Don Miguel de Cervantes Saavedra. Y español, para mayor orgullo patrio.
Sería un chiste fácil el decir que hacer una biografía de Cervantes es una tarea quijotesca, pero en esas me hallo, sin Dulcinea, Rocinante ni Sancho Panza que me auxilien.
Por fortuna para el lector, me limitaré a dar unas pinceladas biográficas, centrándome en su experiencia guerrera y apenas resumiendo su dilatada bibliografía:
Nacido en 1547 en Alcalá de Henares en el seno de una familia humilde, se trasladó por trabajo paterno a Valladolid, Sevilla y Madrid. Estudió en Alcalá y Sevilla, y probablemente en Salamanca pese a las estrecheces económicas, si bien parece que no finalizó sus estudios.
Movido por el deseo de aventuras y suponemos que también por el rugido de sus tripas, marcha a Italia en 1570. Se alista bajo la bandera del Capitán Diego de Urbina, del tercio de Miguel de Moncada, a las órdenes de Marco Antonio Colonna. En octubre de 1571, la más grande ocasión que vieron los tiempos, según frase por él inmortalizada, le pilla en la galera Marquesa, con fiebre incapacitante. Quiere compartir la gloria de Lepanto. Negándose a guardar reposo, pide a su capitán subir a cubierta a combatir, en el puesto de mayor peligro para hallar honrosa muerte. Por suerte para la Historia y la Literatura, "sólo" recibe dos impactos de arcabuz en el pecho, y otro en la mano izquierda, que quedará maltrecha, pasando a ser conocido como el Manco de Lepanto.
Se curará de las heridas en 1572 en un hospital de Mesina y volverá a la acción con el tercio de Lope de Figueroa. En su expediente, Corfú, Levante y Navarino. Eso hasta 1574. El año siguiente, tras la Goleta y Túnez, recorrerá Cerdeña, Génova, Nápoles y Sicilia.
Pero sus expectativas no se ven cumplidas ni culminadas en ascensos, por lo que solicita su licenciamiento. Vuelve a casa con cartas de recomendación del propio Juan de Austria, su almirante en Lepanto, y del Duque de Sesa.
Sin embargo sus planes quedan suspendidos al ser apresado por piratas berberiscos y llevado a Argel a finales de septiembre de ese inolvidable 1575. Tras muchas penurias, no sirve para remar en galeras y presenta un carácter altivo y levantisco y está a punto de ser ejecutado en varias ocasiones, verá la libertad en 1580. Su familia y allegados han conseguido reunir el dinero del rescate, muy elevado al pensar los piratas que era personaje distinguido a juzgar por las cartas de recomendación.
Ya en España, en 1585 publica La Galatea, una obra pastoril que tendrá poco éxito. Otras obras de teatro encuentran escasos laureles, por lo que dejará de escribir durante años.
Pero esos años de deambular por el Mediterráneo y media España, conocer diversos oficios y hasta la cárcel, le llevan a acumular vivencias y saber de personajes de todo tipo. Con eso construirá su obra maestra, El Quijote, que no se publicará en su primera parte hasta 1605.
Es una sátira a las obras de caballería, hasta entonces de moda, y sólo después de El Quijote se empezará a hablar en España de novela propiamente dicha. El éxito es fulgurante. Le seguirán multitud de obras de teatro y comedias. Destacar, claro, sus Novelas ejemplares, la mejor para mí El licenciado Vidriera, aparecidas en 1613. La segunda parte de El Quijote saldrá en 1615.
Seguía con otras obras en su mesa de trabajo y en su mente, cuando le vino la muerte en Madrid en 1616. Era un 23 de abril, festividad de San Jorge, hoy Día internacional del libro.
Es, evidentemente nuestro escritor más famoso, con tantísimas ediciones de sus obras traducidas a todas las lenguas. Con Miguel de Cervantes, nuestro genio universal, inimitable, hay un antes y un después.